¿Puedo tomar medicamentos e infusiones de plantas al mismo tiempo?


Esta pregunta es una de las más recurrentes en la consulta clínica. Y aunque la respuesta no es simple ni categórica, podemos decir que sí es posible combinar plantas y fármacos en algunos casos, pero siempre con precaución y evaluación individual. Esto se debe a que las plantas medicinales, lejos de ser inocuas, contienen compuestos bioactivos capaces de interactuar con los medicamentos y modificar su acción en el organismo.

¿Puedo tomar medicamentos e infusiones de plantas al mismo tiempo?

Plantas y fármacos: un mismo origen, distintos caminos

La relación entre plantas y fármacos es estrecha. Muchos medicamentos derivan de principios activos aislados de plantas (como la digoxina de la digital o la morfina de la adormidera). Sin embargo, mientras que los medicamentos aportan una molécula pura en dosis estandarizada, las plantas contienen una mezcla compleja de fitoquímicos (alcaloides, flavonoides, saponinas, terpenos, lignanos, entre otros).

Esa complejidad, que en muchos casos potencia el efecto terapéutico, también implica un mayor riesgo de interacción con los fármacos, ya que distintas moléculas vegetales pueden actuar sobre múltiples vías metabólicas al mismo tiempo.

¿Qué sucede en el hígado? El papel del citocromo P450

El hígado es el principal escenario de las interacciones entre fármacos y plantas. Allí se encuentra la superfamilia de enzimas citocromo P450 (CYP), encargada de metabolizar cerca del 80% de los medicamentos de uso clínico.

  • Inducción enzimática: algunas plantas aumentan la actividad de estas enzimas, acelerando el metabolismo de los fármacos y disminuyendo su eficacia.
  • Inhibición enzimática: otras plantas bloquean la acción de las enzimas, elevando las concentraciones del fármaco en sangre y aumentando el riesgo de toxicidad.

Por ejemplo, el hipérico (Hypericum perforatum) es un potente inductor de CYP3A4, enzima responsable del metabolismo de casi la mitad de los medicamentos actuales. Su consumo puede reducir de manera significativa los niveles de anticonceptivos, antirretrovirales, inmunosupresores y estatinas, llevando incluso a fallos terapéuticos graves como rechazo de órganos trasplantados o embarazos no planificados.

En contraste, plantas como el ajo (Allium sativum), el ginseng (Panax ginseng) o el ginkgo (Ginkgo biloba) han mostrado capacidad para inhibir enzimas CYP, potenciando la acción de anticoagulantes como la warfarina y aumentando el riesgo de sangrados.

Más allá del hígado: transportadores y metabolismo de fase II

Las interacciones no se limitan al citocromo P450. Existen otros mecanismos importantes:

  • Proteínas transportadoras: como la P-glicoproteína (P-gp), que regula la absorción intestinal y la eliminación de fármacos. Algunas plantas (hipérico, ginseng, cúrcuma) pueden estimular o bloquear su acción, alterando los niveles sanguíneos de numerosos medicamentos, en especial quimioterápicos y antivirales.
  • Metabolismo de fase II: enzimas como la glutatión-S-transferasa (GST) o la uridina difosfato-glucuronosiltransferasa (UGT) también pueden ser moduladas por extractos vegetales. La valeriana, por ejemplo, inhibe la UGT y puede modificar la eliminación de estradiol o morfina.
  • Función renal: plantas como el diente de león, la ortiga o la cola de caballo, por su efecto diurético, pueden aumentar la eliminación de ciertos fármacos, disminuyendo su eficacia. Por otro lado, el regaliz (Glycyrrhiza glabra) puede alterar la función renal y elevar la presión arterial, interfiriendo con medicamentos cardiovasculares.

Farmacodinámica: cuando los efectos se suman o se anulan

Además de modificar cómo se metabolizan los fármacos, las plantas pueden alterar cómo actúan en el organismo. Estos son ejemplos de interacciones farmacodinámicas:

  • Efecto aditivo o sinérgico: el ginkgo, el ajo y el dong quai potencian la acción anticoagulante de la warfarina.
  • Efecto antagonista: algunas plantas con acción estimulante, como la cafeína del guaraná, pueden contrarrestar el efecto sedante de fármacos ansiolíticos.
  • Potenciación de efectos adversos: el ginseng en combinación con antidepresivos puede desencadenar cuadros de insomnio o incluso manía.

Evidencia científica y niveles de riesgo

Estudios científicos subrayan que no todas las interacciones tienen el mismo nivel de evidencia:

  1. Hipótesis teóricas (basadas en la presencia de fitoquímicos).
  2. Estudios in vitro o en animales (sugieren un posible efecto en humanos).
  3. Reportes clínicos de casos (cuando un paciente manifiesta síntomas atribuibles a la interacción).
  4. Ensayos clínicos controlados (el nivel más sólido de evidencia).

El hipérico, el ginkgo y el ajo son ejemplos de plantas con interacciones bien documentadas en humanos (nivel 4), mientras que muchas otras todavía se conocen solo por estudios preliminares.

Factores que aumentan el riesgo

  • Polifarmacia: cuantos más medicamentos se consumen, mayor es la probabilidad de interacción.
  • Tratamientos crónicos: los efectos de acumulación son más relevantes a largo plazo.
  • Variabilidad de los preparados herbales: la concentración de principios activos varía según la especie, el origen, el método de extracción e incluso la época de cosecha.
  • Falta de comunicación médico-paciente: menos del 40% de quienes consumen plantas informan a su médico tratante, lo que dificulta la detección de interacciones.
  • Genética individual: las diferencias en la expresión de enzimas y transportadores hacen que una misma combinación no tenga el mismo efecto en todas las personas.

Recomendaciones prácticas

  • No subestimar el potencial de las plantas medicinales: “natural” no significa “inocuo”.
  • Informar siempre al médico o farmacéutico sobre el consumo de hierbas o suplementos.
  • Evitar el uso simultáneo de plantas y medicamentos en grupos de riesgo (embarazadas, pacientes con insuficiencia hepática o renal).
  • Ser especialmente cauteloso con fármacos de ventana terapéutica estrecha, como anticoagulantes, inmunosupresores, antiepilépticos o quimioterápicos.
  • En algunos casos, puede ser útil separar la toma de infusiones y fármacos al menos 1-2 horas, aunque esto no garantiza la ausencia de interacción.

El consumo combinado de medicamentos e infusiones de plantas medicinales es una práctica habitual en todo el mundo. Y aunque en muchos casos puede ser seguro, el riesgo de interacciones es real y está bien documentado para varias especies.

Algunas interacciones disminuyen la eficacia de los tratamientos, mientras que otras pueden potenciar efectos adversos y poner en riesgo la salud. Por eso, la clave está en abordar al paciente de manera integral, con una comunicación abierta entre profesionales de la salud y usuarios, y con un seguimiento individualizado.

Florencia Fasanella

Farmacéutica especializada en medicina herbal e integrativa
Matrícula 17501

Referencias

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  • Izzo AA, Ernst E. Interactions between herbal medicines and prescribed drugs: an updated systematic review. Drugs. 2009;69(13):1777–98.
  • Borrelli F, Izzo AA. Herb–drug interactions with St John’s wort (Hypericum perforatum): an update on clinical observations. AAPS J. 2009;11(4):710–27.
  • Gurley BJ, Fifer EK, Gardner SF. Pharmacokinetic herb–drug interactions (Part 1 & 2): Origins, mechanisms, and the impact of botanical dietary supplements. Drug Saf. 2000;22(5): 339–56.

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