La Rhodiola rosea es una planta con tantos nombres como propiedades. Su acción sobre diversos sistemas del organismo en simultáneo resulta en un beneficio integral y fomenta su tan buscado equilibrio. ¿Quieres saber más sobre esta aliada botánica fundamental para tu Botiquín Herbal? Lee esta nota de blog 🙂
Los orígenes de la Rodiola (Rhodiola rosea)
Como resultado de su amplio uso en muchas culturas, Rhodiola rosea es una planta con muchos nombres. Obtuvo su binomio latino en 1725 del botánico sueco Carl Linnaeus, con su epíteto específico que se refiere a la fragancia rosada de la raíz fresca o seca. Por esta misma razón, a veces se la conoce comúnmente como raíz de rosa. En noruego o sami hay más de cincuenta nombres diferentes para la Rodiola. Los Inuit de Labrador se refieren a la planta Rhodiola como tulli gunkan, y a la raíz específicamente como utsuKammak. También, puede ser conocida como raíz ártica, en referencia a su distribución entre las regiones árticas, o raíz dorada, no tanto por su color como por su valor.
Se cree que Rhodiola rosea se originó en las tierras altas del sur de Siberia. Se encuentra distribuida por América del Norte, Asia (desde Rusia hasta Japón), Europa (Escandinavia y Europa Central), Islandia y Groenlandia.
Características de la Rodiola (Rhodiola rosea)
Es una hierba perenne suculenta con hojas carnosas de color azul verdoso. Es dioica, produce densos racimos de pequeñas flores amarillas a finales del verano y posee numerosos tallos de hojas alternas y un rizoma espeso y carnoso con una raíz principal con olor a rosa. Puede tener un tamaño muy variable, dependiendo de las condiciones ambientales.
Debido a que la raíz y el rizoma son las partes de la rodiola que se utilizan principalmente, la cosecha de la planta para uso herbario pone fin a su vida. Por lo tanto, es muy importante considerar la sostenibilidad ya que la mayor parte de la Rodiola disponible comercialmente se obtiene en la naturaleza, lo que afecta negativamente a estas poblaciones y contribuye a la sobreexplotación en Rusia y Siberia. Las poblaciones silvestres de Rodiola en las regiones costeras del Ártico canadiense también se están viendo afectadas negativamente por el cambio climático. Sin embargo, hay fuentes cultivadas de Rodiola disponibles en el comercio y la compra de la hierba cultivada ayudará a proteger las poblaciones silvestres de la planta.
Esta planta suculenta, resistente y atractiva, es fácil de cultivar y tolera una amplia gama de condiciones. Las raíces de Rodiola generalmente se cosechan a fines del otoño o principios de la primavera, cuando las plantas están inactivas. Las plantas que tienen entre 3 y 5 años son las más potentes, ya que debe alcanzar la madurez para lograr su máxima potencia, pero ésta puede disminuir después de 6 a 7 años.
Los primeros usos de la Rodiola (Rhodiola rosea)
La primera referencia escrita del uso herbario de la Rodiola se remonta al año 77 d.C., por el médico griego Dioscórides. Desde entonces, la Rodiola se ha incluido en farmacopeas escritas de varias culturas diferentes. En 1755, se incluyó en la primera farmacopea sueca, poco después Linneo la incluyó en su libro Materia Médica, destacando sus propiedades astringentes y su uso en el tratamiento de la disentería, las hernias y los dolores de cabeza. La Rodiola se añadió a la farmacopea oficial soviética en 1969 y figura como antidepresivo, adaptógeno y tónico del sistema nervioso.
Sus virtudes curativas eran bien conocidas desde la antigüedad en Oriente y se sabe que los emperadores chinos promovían largas expediciones a Siberia, de donde parece ser originaria, para proveerse de esta planta.
Es una planta con una amplia gama de usos tradicionales. Como se encuentra creciendo en una variedad de entornos árticos, alpinos y costeros desde Siberia hasta Suecia y en las costas del Atlántico norte, las diversas culturas de estas regiones también la han utilizado como alimento. Al haberse adaptado a una gama tan amplia de condiciones ambientales extremas, la Rodiola también actúa como un potente adaptógeno, ayudando a sus aliados humanos a adaptarse a los factores estresantes en sus entornos.
Las culturas antiguas valoraban mucho la Rodiola por su capacidad para aumentar la resistencia, la productividad, y eliminar la fatiga y la depresión. Los vikingos lo tomaban antes de un viaje para ganar fuerza y resistencia. En Georgia, a las parejas de recién casados se les obsequiaba un ramo de Rodiola para traer fertilidad y fomentar una unión fructífera. Esta tradición se ha trasladado al uso moderno para la salud sexual, incluso para regular la menstruación, tratar la disfunción eréctil, mejorar la fertilidad y como afrodisíaco tanto para hombres como para mujeres. Como resultado de sus valiosos usos, la Rodiola fue objeto de un intenso comercio entre culturas, desde Siberia y la República de Georgia hasta China.
En Mongolia, donde se cree que se originó el género, la Rodiola se ha utilizado tanto para la tuberculosis como para el cáncer. En la medicina tradicional tibetana, tiene un historial de uso para trastornos pulmonares y neumonía. El pueblo Inuit del este de Canadá usa esta planta para infecciones, resfriados, fatiga y dolor de muelas. Otros usos populares tradicionales incluyen aumentar la productividad laboral, la longevidad y la resistencia al mal de altura y como apoyo en casos de fatiga, depresión, anemia, impotencia, dolencias gastrointestinales, infecciones y trastornos del sistema nervioso.
Además de sus usos herbarios tradicionales, esta planta medicinal también es una importante fuente alimenticia. Cada parte de la planta es comestible, desde sus brotes, hojas y flores hasta el rizoma y la raíz. En América del Norte, los Inuit la han utilizado como fuente de alimento tradicional y la han consumido fresca, cocida o fermentada, de forma similar al chucrut. En ocasiones, también, se conservaba en aceite para su posterior consumo. Los Inuit también han consumido las flores para la tuberculosis. Los brotes de Rodiola a menudo emergen antes que otra vegetación a principios de la primavera y los pueblos indígenas los han utilizado como vegetal, actuando como antiescorbútico y proporcionando antioxidantes saludables después de un largo invierno.
A su vez, se empleó para el escorbuto según los relatos noruegos, tanto para consumo humano como como forraje para el ganado. Su contenido de vitamina C y sus propiedades antiescorbúticas pueden haber sido importantes para mantener el ganado sano, especialmente al final del invierno, cuando otros alimentos ricos en vitamina C, que escasean, se reservan para el consumo humano. Algunos de sus nombres tradicionales noruegos, como kal vegror, o “crecimiento de ganado” indican su uso como forraje y, también en el sur de Groenlandia, la Rodiola es pastoreada preferentemente por ovejas.
Los primeros escandinavos también usaban esta aliada botánica en la construcción de techos habitables para sus hogares, ya que es resistente y tolerante crecería fácilmente en los tejados en climas alpinos severos, proporcionando aislamiento adicional y cierto grado de resistencia al fuego a las casas. En Noruega se empleó históricamente en la plantación de raíces de césped y, de hecho, fue aprobado para este fin por el gobierno noruego en 1762. Una vez construidas sus casas, los noruegos también utilizaron la raíz para dar sabor a la cerveza. La Rhodiola se usaba para teñir textiles de lana, impartiendo un tono verde cuando se aplicaba con alumbre. En aplicaciones cosméticas, se utilizaba tradicionalmente en Noruega como enjuague para el cabello, tanto por su agradable fragancia como para estimular el crecimiento.
Propiedades medicinales y usos actuales de la Rodiola (Rhodiola rosea)
En el uso moderno, la Rodiola es más conocida por sus propiedades adaptógenas, que ayudan a restaurar y mantener la homeostasis de los sistemas fisiológicos en respuesta al estrés. Contiene diferentes principios activos como la rosavina, salidrósidos (rodiolosida) y polifenoles, que le confieren propiedades adaptógenas, antiestresantes, antidepresivas, desfatigantes, antioxidantes e inmunoestimulantes.
Desde que el concepto de adaptógenos fue acuñado por primera vez por el científico ruso Dr. Nicolai Lazarev en 1947, esta planta ha sido objeto de muchas investigaciones, particularmente en Rusia. Gran parte de las primeras investigaciones científicas sobre los adaptógenos en general y la Rodiola específicamente se produjeron en la Unión Soviética durante la era posterior a la Segunda Guerra Mundial, debido a un intenso interés en sus propiedades ergogénicas o de mejora del rendimiento y su aplicabilidad para conferir ventajas competitivas a los atletas y astronautas en situaciones físicamente desafiantes y mentalmente exigentes. Los efectos positivos de la Rodiola sobre el rendimiento físico son aplicables a los deportistas, para mejorar la energía, la capacidad y acelerar la recuperación. Por esta razón, también puede ser beneficiosa para quienes padecen neurastenia, síndrome de fatiga crónica, TDAH, enfermedad de Parkinson y anemia.
Investigaciones más recientes muestran que gran parte de las propiedades adaptógenas de la Rodiola se derivan de su acción sobre el sistema nervioso central y el sistema neuroendocrino. Es probable que actúe en el eje HPA (hipotalámico – pituitario – adrenal), afectando los niveles de cortisol para ayudar a reducir el estrés. También, influye en los niveles de neurotransmisores, incluidas monoaminas, dopamina, serotonina y norepinefrina, lo que puede explicar sus efectos sobre la depresión (la inhibición de la monoaminooxidasa o IMAO también es el mecanismo de acción de muchos antidepresivos farmacéuticos). En ensayos clínicos, se ha demostrado que la Rodiola trata la depresión casi tan bien como la sertralina recetada, pero con muchos menos efectos secundarios. Esta planta también puede afectar la acetilcolinesterasa, una enzima responsable de regular el neurotransmisor acetilcolina, que es clave en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer. Debido a los beneficios de esta planta sobre los estados mentales y emocionales, puede ser útil para la depresión, el SAD (trastorno afectivo estacional) o el Alzheimer o, simplemente, para mejorar la memoria, la concentración y el estado de ánimo en general.
Posee grandes propiedades antioxidantes asociadas con su contenido de polifenoles, que son un factor que contribuye a sus beneficios cognitivos, al proteger el sistema nervioso de procesos oxidativos destructivos. Estas cualidades antioxidantes también pueden contribuir sobre el rendimiento físico, ayudando a reducir la inflamación y acelerar la recuperación y, en general, proporcionar una serie de otros beneficios en múltiples sistemas de órganos.
En estudios farmacológicos, se ha demostrado que la Rodiola afecta la transcripción de genes asociados con los sistemas cardiovascular, metabólico, gastrointestinal, neurológico y endocrino. Y este es, de hecho, uno de los puntos fuertes de un adaptógeno. Al afectar múltiples sistemas de órganos en sincronía, ayuda a facilitar el equilibrio y la integración de los procesos bioquímicos. Por ejemplo, puede aportar energía en casos de fatiga y al mismo tiempo ser útil en casos de insomnio.
Se ha estudiado el uso complementario de esta planta con quimioterapia para ayudar a regular la función inmune durante el tratamiento. También, se ha utilizado para aliviar la fatiga y el deterioro cognitivo que pueden ocurrir como resultado de los tratamientos convencionales contra el cáncer; sin embargo, su uso (o cualquier hierba) durante el tratamiento del cáncer debe discutirse con el equipo de atención médica profesional.
Cómo consumir la Rodiola (Rhodiola rosea)
Se ha demostrado que posee una curva dosis-respuesta tal que los efectos fisiológicos de la suplementación con esta planta variarán según la dosis. Las dosis más bajas tienen un efecto estimulante, mientras que las dosis más altas tienen un efecto más sedante.
La Rodiola se puede utilizar para obtener beneficios rápidos, proporcionando un impulso de energía antes de un viaje largo, una carrera o una mayor concentración antes de un examen, pero debe usarse a más largo plazo para proporcionar beneficios en afecciones crónicas como la depresión, astenia (fatiga) o agotamiento suprarrenal.
Es mejor consumirla temprano en el día, idealmente con el estómago vacío, 30 minutos antes del desayuno y el almuerzo. Debido a sus propiedades estimulantes y energizantes, se sugiere evitarla al final del día.
Las dosis genéricas recomendadas son de 170 a 185 mg diarios, con los que se asegura una absorción de 4,5 mg de rodiolosida, su componente terapéuticamente más activo. Antes de consumir cualquier tipo de planta te recomendamos que consultes con un especialista.
Se puede conseguir la raíz de Rodiola a granel, troceada, para decocción, o en cápsulas y comprimidos.
Precauciones y contraindicaciones al incorporar Rodiola (Rhodiola rosea)
Como la rodiola tiene un efecto psicoestimulante activador, debe usarse con precaución en casos de trastorno bipolar donde los episodios maníacos son una preocupación. Debido a la participación de esta planta en los niveles de neurotransmisores como la MAO, se debe usar con precaución (en consulta con un médico profesional) en pacientes que toman antidepresivos recetados.
Aunque la Rhodiola rosea se conoce comúnmente simplemente como Rodiola, existen varias especies de rhodiola además de R. rosea. Si bien otras especies pueden tener un historial de uso tradicional, no se han sometido a los estudios científicos y toxicológicos que tiene Rhodiola rosea y no deben usarse indistintamente, así que se debe estar seguro de verificar las especies antes de usarlas.
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