Hoy te quiero contar qué tener en cuenta a elegir un proveedor y algunas preferencias 😉
1. Origen y tipo de cultivo.
Lo ideal es que el hongo sea cultivado orgánicamente o de recolección silvestre controlada. Hay una diferencia sustancial entre:
- Hongos de cultivo en sustrato natural (como troncos de madera o arroz integral)
- vs. Cultivo en sustratos artificiales o de rápido crecimiento (como almidón de maíz o aserrín con aditivos)
Los primeros suelen conservar mejor el perfil de metabolitos secundarios bioactivos.
2. Parte del hongo utilizada.
Muchos productos baratos usan micelio en lugar de cuerpo fructífero (el hongo visible).
- El micelio puede tener propiedades, pero si se cultiva en granos, muchas veces el polvo está lleno de almidón.
- Lo más medicinal suele estar en el cuerpo fructífero, que es donde se concentran los β-glucanos, triterpenos, y otros compuestos activos.
3. Método de extracción
- Lo ideal: extractos duales (agua y alcohol) o extractos estandarizados.
- Si es en polvo: mejor que esté micronizado y sin rellenos.
Mejor productos que aclaren qué parte del hongo se usó y el método de extracción.
5. Trazabilidad y transparencia.
Que el proveedor informe:
- dónde se cultiva
- en qué condiciones
- qué método de secado usan
- si testean metales pesados o contaminantes
Para mí, la producción de hongos debería respetar el tiempo biológico de cada especie. Los hongos son maestros de la transformación, pero no se los puede forzar. El cultivo rápido, hiperindustrial, tiende a sacrificar calidad por volumen.
Por eso, prefiero siempre:
- Cuerpos fructíferos
- Cultivos tradicionales o silvestres
- Productores que entiendan el espíritu del hongo y trabajen con respeto
Y si puedo, visito a los productores o converso con ellos. En Japón, por ejemplo, vi granjas donde el cultivo es casi un ritual: silencioso, lento, respetuoso del ciclo lunar. Eso también se transmite a la medicina.
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¡Espero que te sea de mucha utilidad!
Flor Fasanella,
Farmaceútica Integrativa
MN17501